Cuando se habla de las emisiones de CO2 de los vehículos eléctricos, el mundo parece estar dividido, desde los que llaman a los coches “cero emisiones” hasta los que dicen “muy bajas emisiones”, pasando por los que ahondan en el debate hablando de todo el ciclo de vida de un coche. ¿Cómo funciona? ¿Y cuántas emisiones producen los coches de gasolina en relación con los BEV?

El estudio ‘Las Variables de Emisión del Coche Eléctrico: Recarga, Uso y Estilos de Conducción’, realizado por la Fundación Caracciolo (Centro de Investigación ACI) y el Care – Centro de Investigación y Evolución del Automóvil de la Universidad Guglielmo Marconi, nos echa una mano para entender en cifras el impacto medioambiental del coche eléctrico evaluando todo su ciclo de vida.

El “Life Cycle Assestment” tiene en cuenta, por tanto, los ciclos de conducción reales en el territorio nacional de tipos específicos de usuarios, que van desde el gerente de una empresa con una casa equipada con un sistema fotovoltaico, hasta el hogar que recarga en un terreno público.

Esto nos permite evaluar la huella de carbono del coche eléctrico en nuestro ecosistema. Ésta, denominada “huella de carbono”, es la unidad de medida de la demanda de recursos naturales por parte de la humanidad. Este parámetro es útil para estimar las emisiones de gases causadas por nuestras organizaciones, eventos, productos y servicios en la naturaleza.

Se expresa en toneladas de CO2 y sirve para determinar el impacto medioambiental que tienen las emisiones en el cambio climático provocado por el hombre. Corregir las criticidades de los datos nos permite tomar medidas para adaptar el medio ambiente a nuestras necesidades y mejorar nuestra calidad de vida.

¿Qué produce CO2 en un coche eléctrico?

Uno de los factores que más CO2 producen en los coches eléctricos, aparte de la extracción de materiales para la construcción de las baterías, es la mezcla de energía utilizada en la construcción y el montaje del vehículo.

En cuanto a la recarga, ya sea doméstica o pública, de baja o alta potencia, el impacto es más bien pequeño, esto se debe a que las eficiencias medias de los diferentes sistemas de recarga son muy similares

En general, los coches eléctricos, en su ciclo de vida completo, desde la producción hasta la eliminación, pueden producir emisiones que van desde un mínimo de 5,5 g/km, por tanto muy cercanas al cero real, hasta un máximo de 155 g/km para un Smart eléctrico. Mientras que en el caso de un Tesla Model 3, oscilan entre un mínimo de 10,1 g/km y un máximo de 263,8 g/km.

En el caso de los coches de gasolina, aún no se ha recopilado ninguna base de datos sobre la huella de carbono de los coches endotérmicos después de la pandemia, probablemente también debido al empuje de la industria hacia los vehículos eléctricos, pero anteriormente un estudio de la VCA (Vehicle Certification Agency), una agencia del Departamento de Transporte del Reino Unido, publicó una investigación en la que se mostraba la huella en varios ciclos de ruta, urbanos y extraurbanos, y de media un coche de gasolina puede producir un mínimo de 84 g/km a un máximo de 380 g/km.

El reto de reducir las emisiones es un asunto que siempre ha acosado a la humanidad.

Cada pequeño gesto cotidiano que hacemos produce emisiones de CO2, y reducirlas es uno de los principales objetivos de la industria actual, frente al viejo problema del efecto invernadero y los cambios anormales de temperatura que estamos experimentando estos años.

En Internet hay muchos sitios que calculan la huella de carbono de varios gestos, desde los más pequeños hasta los más considerables, dando una idea aproximada de cuánto puede generar de dióxido de carbono incluso cepillarse los dientes.

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